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Comunicación y Opinión

La Casa Contaminada

Parte 3 

Compuestos orgánicos volátiles (COV) 

Se forman a consecuencia de determinados procesos químicos e industriales (desde el recubrimiento de vehículos a la limpieza en seco, pasando por la producción de calzado o la fabricación de productos farmacéuticos, por ejemplo) y acaban llegando al aire que respiramos. De hecho, estas sustancias constituyen una de las principales fuentes de contaminación en espacios cerrados, pinturas, barnices, ambientadores, disolventes, limpiadores... muchos de los objetos que empleamos habitualmente en la vida diaria pueden desprender COV.

Estudios llevados a cabo por la Agencia norteamericana de Protección del Medio Ambiente (EPA) demostraban que la presencia de estos elementos era entre dos y cinco veces superior en el interior del hogar que en ambientes al aire libre. Sus efectos para la salud van desde irritación de las vías respiratorias hasta daños en el hígado, trastornos visuales o daños en la memoria.  La Unión Europea ha apostado decididamente por una progresiva sustitución de los disolventes que contengan sustancias peligrosas para la salud por alternativas más seguras.

Bifelinos policloradosBPCs

Estas sustancias forman parte de los denominados estrógenos artificiales o disruptores endocrinos, un nombre que se debe precisamente a su capacidad para mimetizar la acción de los estrógenos naturales (las hormonas sexuales femeninas) e interferir en la acción del ciclo hormonal.

Estos compuestos se encuentran en aislantes térmicos, en pigmentos para pinturas, barnices o tintas para impresión. Sus efectos tóxicos van desde las dificultades de aprendizaje hasta bajo peso al nacer y problemas de infertilidad entre los varones. Un componente de esta familia, el bisfenol A, se emplea en la fabricación de botellas de plástico y en algunos experimentos se ha comprobado que este producto puede desprenderse y pasar a los líquidos o alimentos contenidos en los envases.

Estudios en ratones han demostrado que, incluso dosis bajas, pueden provocar defectos cromosómicos similares a los que provocan el síndrome de Down. Además la ‘Federación Americana de Sociedades para la Biología Experimental’ publicaba recientemente un trabajo en el que se demostraba que el bisfenol A tenía capacidad para alterar el funcionamiento del sistema hormonal del ser humano. También se ha descubierto que algunos miembros de esta familia pueden actuar como promotores tumorales. 

Los disruptores mimetizan la acción de las hormonas naturales

Ftalatos

Estas sustancias empleadas para ablandar el plástico, plastificar el PVC o prolongar la vida de los perfumes podrían tener también sus consecuencias para la salud.  Se trata fundamentalmente de malformaciones congénitas o pérdida de calidad en el semen masculino, que puede llegar a la esterilidad.

Es especialmente preocupante el uso de este contaminante en algunos productos infantiles, por lo que desde 1999 la legislación comunitaria al respecto es mucho más restrictiva. Este compuesto sintético puede encontrarse en cepillos de dientes, determinados componentes de los automóviles, herramientas, juguetes, envoltorios de ciertos alimentos, cosméticos, insecticidas e incluso en la popular aspirina. El dietil ftalato puede liberarse con relativa facilidad de estos productos, ya que no forma parte de la cadena de productos químicos (polímeros) que forman el plástico. De esta manera puede llegar al aire o al agua. Según la Agencia estadounidense de Sustancias Tóxicas, no se dispone de información certera sobre posibles efectos nocivos para la salud, y ni siquiera lo incluye entre la lista de sustancias cancerígenas.

Tomado de: http://www.elmundo.es/elmundosalud/especiales/2003/09/peligros_quimicos/cas_aluminio.html 

Francisco Garcés

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