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Comunicación y Opinión

Medio Ambiente

Coches híbridos conectables


Con motor de combustión y baterías recargables en la red eléctrica, se espera que su uso aumente en los próximos años

Los coches híbridos conectables (PHEV) pretenden sacar partido a lo mejor de los motores de combustión y las baterías eléctricas. En principio están pensados para funcionar como coches eléctricos, y de hecho pueden recargarse de electricidad en cualquier enchufe, a diferencia de los híbridos convencionales. Pero si necesitan un apoyo energético extra, pueden recurrir también a su motor de gasolina o diésel normales. Cada vez más países apoyan el desarrollo y la compra de este tipo de tecnologías híbridas y eléctricas. Estados Unidos ha dado la mejor acogida a estos vehículos, pero las principales compañías automovilísticas pretenden vender sus nuevos modelos híbridos conectables en todo el mundo.
Las ventajas económicas y medioambientales de los PHEV son varias, según sus defensores. El coste de la electricidad para alimentar las baterías de estos coches se ha estimado en menos de un cuarto del coste de la gasolina. Su eficiencia energética es otro de los grandes beneficios para sus usuarios: un PHEV que tenga un radio de acción con el motor eléctrico de 120 kilómetros puede necesitar al año sólo el 25% de la gasolina que utiliza uno convencional. Por sus características, pueden ser más eficientes que los convencionales híbridos, ya que optimizan el uso del motor de combustión interna.
En comparación con los vehículos convencionales, los PHEV pueden reducir la contaminación atmosférica, la dependencia del petróleo y los combustibles fósiles, además de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. De esta manera, desciende la dependencia energética y se combate el cambio climático.
Por su parte, los consumidores dependen menos de las gasolineras, ya que pueden enchufar estos vehículos a la red de su casa. Y también es un apoyo más para el desarrollo de la tecnología V2G (Vehículo a Red): los coches pueden convertirse en un sistema energético de emergencia para los hogares, y en un lugar de almacenamiento portátil para el desarrollo de las energías renovables.
El aumento de este tipo de vehículos, y en general de los híbridos y los eléctricos, es una constante que gobiernos de todo el mundo apoyan de manera cada vez más decidida. Estados Unidos ha puesto en marcha una ley para el estímulo de la economía que favorece la compra de estos vehículos y el desarrollo de su tecnología. Diversos estados como San Francisco, Washington, Texas o Seattle han aprobado, por su parte, planes de apoyo al coche híbrido conectable. En la vecina Canadá, ciudades como Toronto u Ontario también conceden ayudas para la adquisición de estos coches.
La Unión Europea, dentro de su Programa de Investigación, señala a la electrificación del transporte como una prioridad y, por ello, apoya a todas estas tecnologías híbridas y eléctricas. En España, el reciente plan Movele ofrece subvenciones para la compra de vehículos híbridos, que se suman a las ayudas de algunas comunidades autónomas, como la de Castilla y León.
Y no son los únicos: países con parques automovilísticos de gran crecimiento, como Japón, China, Corea del Sur o India destinan cada vez más financiación a proyectos de I+D sobre coches híbridos enchufables a la red.
Principales modelos de PHEV
EE.UU., el país con la mayor demanda de coches híbridos, es el referente que marca tendencias en este mercado y un banco de pruebas para los fabricantes. En 2030, el número de PHEV en las carreteras estadounidenses podría ascender a entre 13 y 40 millones, según un reciente análisis del National Research Council de EE.UU, en colaboración con el Departamento de Energía del Gobierno de este país. En 2040, el 75% de los kilómetros recorridos por vehículos en EE.UU. podrían provenir de energía almacenada en baterías, según un estudio de la Electrification Coalition, una organización formada por empresas que defienden el uso de la electricidad en el transporte.
En 2009, la mayoría de los PHEV que circulaban por las carreteras estadounidenses eran versiones de los híbridos Prius de Toyota y Escape de Ford. En este caso, los fabricantes han incluido baterías de ion-litio que se pueden recargar en la red y que tienen una capacidad de almacenamiento mayor que las incluidas en los híbridos convencionales. Los responsables de Toyota han anunciado que fabricarán durante 2010 modelos de PHEV con mejores prestaciones en cuanto a rendimiento y emisiones contaminantes que los de la generación anterior para su venta en los mercados japonés, estadounidense y europeo.
Pero no son los únicos en un mercado con un crecimiento cada vez mayor. Más de una docena de empresas compiten para comercializar en los próximos años diversos modelos de PHEV. Una de las que parece estar mejor situada es General Motors con su modelo Chevrolet Volt. Dado a conocer en 2007, su objetivo es adaptarse a la evolución futura del mercado automovilístico. Su tecnología, denominada E-Flex, permitirá utilizar cualquier combinación de baterías eléctricas, gasolina, diésel o células de hidrógeno. Por su parte, otras marcas han anunciado que durante 2010 y 2011 darán a conocer sus nuevos modelos de híbrido conectable, como el Ray de Hyundai/Kia, el Lexus LF-Ch y el Prius PHV de Toyota, o el UpLite de Volkswagen.
Por su parte, compañías especializadas en esta tecnología, como las californianas Fisker Automotive o Aptera Motors, o empresas de mercados emergentes, como la china BYD, quieren ser una alternativa a las grandes marcas.
Y si bien la mayoría de estos vehículos híbridos conectables son turismos, también se pueden encontrar propuestas de camiones y camionetas, autobuses, trenes o motocicletas. El sur de California dispone desde 2007 de un autobús escolar híbrido conectable, gracias a un proyecto en el que participan instituciones y empresas de ese estado. Por su parte, en 2003, Renault puso a la venta en Europa el Electroad, una versión PHEV de su furgoneta Kangoo. En Francia, Noruega y Reino Unido consiguió vender 500 unidades al precio de unos 25.000 euros.
Inconvenientes de los coches híbridos conectables
El citado estudio del National Research Council también señalaba los puntos débiles de la tecnología PHEV. Según sus responsables, harán falta décadas y cientos de miles de millones de dólares en inversiones para que logren cierta viabilidad. A pesar de todo, aseguran, su efecto en la reducción de uso de combustibles fósiles o en las emisiones de gases de efecto invernadero será modesta.
La principal traba a su expansión, según el estudio, es el coste de las baterías. Un híbrido conectable con una autonomía eléctrica de 65 kilómetros vale unos 13.000 euros más que un coche convencional similar. El estudio reconoce que la tecnología de las baterías ha avanzado, pero hará falta un descubrimiento rompedor para hacerla competitiva, y no es algo que se espere para los próximos años. Se ha criticado el estudio porque algunos de sus autores son expertos, ya retirados, de compañías petroleras.
Los PHEV tienen, además, otra serie de desventajas, como la falta de infraestructura de recarga. No todos los consumidores tienen en su casa un garaje o un lugar en el que enchufar estos coches. Por ello, haría falta crear en las calles y carreteras puestos de recarga eléctricos.
Sus bondades ecológicas también se ponen en duda. El origen actual de la electricidad proviene de combustibles fósiles. Por ello, para reducir su impacto, las energías renovables deberían aumentar su peso.

Tomado de: http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/energia_y_ciencia/2010/02/17/191202.php
Francisco Garcés

La vida de agua dulce se extingue

El ritmo de desaparición de estas especies, esenciales para los seres humanos, es entre cuatro y seis veces superior al del resto

La biodiversidad de agua dulce es mucho más rica que la de otros ecosistemas, pero desaparece a gran velocidad. Investigadores de todo el mundo subrayan varias amenazas que ponen en peligro a miles de especies en todo el mundo. Las de agua dulce son esenciales para el medio ambiente y la supervivencia de millones de personas. Pero a pesar de su importancia, son en gran parte desconocidas. Los científicos reclaman más investigaciones y medidas de protección: los consumidores también pueden contribuir a frenar la desaparición de estos seres vivos.

Los ecosistemas de agua dulce se colapsan. Así lo aseguran los expertos de Diversitas, el Programa Internacional de Ciencias de la Biodiversidad. Según sus responsables, la tasa de extinción de estas especies es entre cuatro y seis veces superior a la de sus familiares terrestres y marinos.

Reunidos en fecha reciente en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), 600 investigadores de esta institución han debatido sobre los problemas que afectan a la desaparición de especies. Uno de los participantes, Klement Tockner, del Instituto Leibniz de Ecología de Agua Dulce y Pesca en Aguas Interiores, con sede en Berlín, ha señalado que la biodiversidad de agua dulce se encuentra "al borde de una gran crisis". Tockner asegura que cada vez más pruebas científicas confirman esta aseveración.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) también reconoce la magnitud del problema. Sus responsables explican que las amenazas que se ciernen sobre estas especies son muy diversas. El crecimiento de la población humana, junto con el desarrollo industrial y agrícola, ha sometido a estos ecosistemas a una tensión enorme. Su hábitat, el agua dulce, es un recurso cada vez más escaso que se gestiona en muchos lugares de forma insostenible. Los altos niveles de extracción de este elemento, el drenaje de los humedales o la canalización de los ríos impide el desarrollo normal de la vida de estas especies.

Junto al problema del agua, los expertos de la UICN señalan otras amenazas. La deforestación que conduce a la sedimentación, la introducción de especies invasoras, el calentamiento global, la sobreexplotación de los recursos pesqueros o la fragmentación de ecosistemas naturales ribereños han provocado esta delicada situación.

Los responsables de Diversitas concluyen que con estos datos, y los relativos a los demás ecosistemas, el objetivo de frenar en 2010 la pérdida de biodiversidad no será factible. Tampoco se podrán cumplir en 2015 los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU, que persiguen la mejora de las condiciones de vida de las personas más desfavorecidas del planeta.

Por qué es importante la biodiversidad de agua dulce

La diversidad de especies de agua dulce es muy alta comparada con la de otros ecosistemas. En un espacio reducido (cubre el 0,8% de la superficie del mundo) vive el 10% de todos los animales. Se estima que estos hábitat son el hogar del 35% de los vertebrados descritos, de unas 27.400 especies de peces, moluscos, cangrejos, libélulas y plantas de agua dulce, de más de 126.000 especies conocidas de animales y de unas 2.600 plantas macrofitas (algas, musgos, etc.).

Esta rica biodiversidad proporciona a los seres humanos muchos bienes y servicios importantes, más que cualquier otro tipo de ecosistema: provisión de alimentos agrícolas y pesqueros, agua potable, regulación de enfermedades, materiales de construcción o control de las inundaciones y de la erosión. Si se tradujera en dinero, el valor de estos ecosistemas alcanzaría unos 50 billones de euros, según la UICN.

Muchas poblaciones de todo el mundo dependen por completo de los recursos que proporcionan estos ecosistemas de agua dulce. Por ello, señala Diversitas, la desaparición de estas especies pone en riesgo a miles de millones de personas. Casi el 20% de los peces de agua dulce han desaparecido o hay grandes posibilidades de que se extingan. Esta cifra es mucho mayor en algunos países industrializados. Es el caso de Europa Oriental. Otras muchas especies, como anfibios y moluscos, también peligran. Se estima que en 2025 ningún río de China llegará al mar, excepto durante las inundaciones. Los efectos para la pesca costera podrían ser devastadores.

Los ecosistemas de agua dulce y sus especies también son esenciales en la lucha contra el cambio climático. Se calcula que absorben y capturan alrededor del 7% del dióxido de carbono (CO2) que los seres humanos expulsan a la atmósfera cada año. La reducción del número de estas especies y la destrucción de sus hábitats naturales pueden repercutir en el equilibrio del CO2.

A pesar de ello, el conocimiento de esta biodiversidad y sus amenazas es escaso. Los responsables de UICN y de la organización Conservación Internacional (CI) reconocen que sólo se han evaluado 6.000 especies de agua dulce a escala global. Más de 21.000 especies quedarían pendientes de estudio.

Cómo detener la extinción de la vida de agua dulce

La pérdida de biodiversidad de los ecosistemas de agua dulce se podría evitar si se llevaran a cabo las siguientes medidas:

  • Aumento de la investigación de estas especies y precisión de su ubicación, principales amenazas o población: se desconoce a un gran número de ellas o se dispone de datos insuficientes. Los estudios de campo, el aumento de expertos locales que puedan investigarlas o la publicación de estudios son esenciales para conocer esta biodiversidad y poder conservarla.
  • Los consumidores pueden ser de gran ayuda: concienciarse de la importancia de estas especies resulta básico para aumentar los esfuerzos de conservación. El consumo sostenible de los bienes y servicios que proporcionan puede contribuir a su supervivencia futura. La denuncia de malas prácticas o la exigencia de mayores medidas de conservación a las instituciones pueden colaborar en esta tarea.
  • Gestión sostenible de los recursos hídricos: el agua dulce es un bien cada vez más solicitado y escaso. Las políticas de gestión deberían asumir la denominada "nueva cultura del agua" para garantizar las prestaciones ambientales, económicas y sociales.
  • Designación de áreas protegidas específicas para las especies de agua dulce.

Tomado de: http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/naturaleza/2009/10/29/188864.php

Francisco Garcés

 

Especies a punto de extinguirse

La lista de seres vivos que podrían desaparecer en los próximos años ha aumentado en todo el mundo

Las pruebas científicas de una grave crisis de desaparición de especies van en aumento. Cada vez son más los seres vivos que se encuentran al borde de su extinción, como señala la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Especies tan carismáticas como el lince ibérico, el oso polar, el atún rojo o el orangután de Borneo podrían desaparecer en pocos años si no se toman iniciativas urgentes y eficaces. Los consumidores pueden también asumir diversas medidas que contribuyan a la recuperación de estos seres vivos.

La Lista Roja de la UICN establece tres categorías de especies amenazadas antes de su consideración como extinta en estado silvestre. Un ser vivo se encuentra "en peligro crítico" cuando su población ha caído entre un 80% y un 90% en la última década o en tres generaciones, y/o su número es menor que 250 individuos maduros. Una especie en esta situación tiene un riesgo altísimo de desaparecer a corto o medio plazo. Las medidas de conservación que requieren para evitarlo tienen que ser urgentes y de gran alcance.

Además de la categoría "en peligro crítico", la UICN señala dos fases previas: "en peligro" y "vulnerable". En estos casos, la situación no es tan extrema, pero la especie en cuestión se enfrenta a un alto riesgo de extinción. La población de estos seres vivos se ha fragmentado o su distribución natural ha disminuido. En cualquier caso, la extinción de una especie es irreparable y supone una pérdida de biodiversidad que afecta al ser humano.

Según los responsables de la UICN, las pruebas científicas de una grave crisis de desaparición de especies van en aumento. En la actualidad, la Lista Roja indica que de las 47.677 especies evaluadas en 2009, 17.291 (el 36%) están en peligro de extinción. Un total de 3.325 recibe la etiqueta de "en peligro crítico"; 4.891 se sitúan en la categoría "en peligro"; y 9.075 sufren una situación "vulnerable".

El número de especies en peligro podría ser mucho mayor del que refleja la Lista Roja. Este informe es una pequeña muestra de la enorme biodiversidad de la Tierra: analiza sólo el 2,7% de los 1,8 millones de especies conocidas. Y los científicos estiman que podría haber entre 10 y 30 millones de especies a la espera de ser descubiertas.

Algunas sufren un mayor acoso. El 12% de las aves conocidas, el 21% de los mamíferos conocidos, el 28% de los reptiles, el 30% de los anfibios conocidos, el 35% de los invertebrados, el 70% de las plantas y el 37% de los peces de agua dulce evaluados hasta ahora están amenazados.

La Lista Roja señala que de las 47.677 especies de plantas analizadas, 17.291 están en riesgo. En 2009, la Lista incluyó 7.615 invertebrados, de los que 2.639 están en peligro de extinción. Los habitantes de los ecosistemas de agua dulce, donde viven una gran parte de los seres vivos del planeta, padecen un ritmo de desaparición mayor que el de otros lugares. 1.147 de las especies de peces de agua dulce evaluadas hasta ahora en la Lista Roja están en peligro de extinción. De los 6.285 anfibios conocidos del planeta, 484 están "en peligro crítico", 754 se encuentran "amenazados" y 657 son "vulnerables". De los 5.490 mamíferos del mundo, 188 están "en peligro crítico".

La UICN asegura que es posible que el panorama sea mucho peor de lo que se sabe en la actualidad. Sus responsables señalan a la deforestación, la contaminación, la caza furtiva y las especies invasoras como las principales causas de este problema. Por su parte, la ONG conservacionista WWF añade el cambio climático a esta lista.

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Especies destacadas a punto de desaparecer

El estado de conservación de todas las especies debería preocupar por igual, pero algunas de ellas llaman más la atención de la sociedad. Los animales listados a continuación se encuentran entre los más amenazados del mundo. Si los esfuerzos de conservación no llegan a tiempo, podrían desaparecer en pocos años, al igual que otras especies extinguidas no hace mucho y de las que sólo quedan sus últimas fotografías, como el tigre de Tasmania, la Quagga (una variedad de cebra con rayas sólo en la parte frontal de su cuerpo), el sapo dorado de Monteverde (Costa Rica), la foca monje del Caribe, el Ibex pirenaico, el tigre de Java o el delfín del río Baiji (China).

Antílope Saiga. En 1950 había unos dos millones de ejemplares. En la actualidad, su población se ha reducido al 97%. La utilización de los cuernos de los machos en la medicina tradicional china es una de las principales razones de esta devastadora reducción.

Atún rojo. Esta especie se encuentra al borde del colapso. Las capturas ilegales y las granjas de engorde podrían provocar su próxima desaparición.

Gorila del Río Cross y orangután de Borneo y Sumatra. El 29% de los primates se enfrenta a una amenaza de extinción sin precedentes debido a la destrucción de los bosques tropicales y el comercio y la caza ilegales. Algunos casos son muy llamativos: el gorila del Río Cross apenas cuenta con 250-300 ejemplares, mientras que los orangutanes de Borneo y Sumatra podrían extinguirse en libertad en 2010.

Lince ibérico.Es el felino más amenazado del planeta. Su población se estima en unos 200 ejemplares localizados entre Sierra Morena y Doñana. La fragmentación de su hábitat, la pérdida de alimento y la mortalidad directa relacionada con el ser humano (venenos, disparos, atropellos) son sus peligros más importantes.

Oso polar. El deshielo de su delicado hábitat en el Artico, la contaminación o el impacto de las extracciones petroleras le han colocado en una delicada situación. Su población actual, estimada entre 20.000 y 25.000 ejemplares, podría reducirse en dos tercios a mediados de siglo.

Panda gigante. Cuenta con menos de 2.500 ejemplares. Su hábitat natural, en las montañas sudoccidentales de China se ha fragmentado y ha provocado su detrimento poblacional.

Pingüino de Magallanes. Varias especies de pingüino han disminuido en gran número y diversos estudios apuntan a su casi desaparición a mediados de siglo. Una de estas especies, el pingüino de Magallanes, es desplazada por corrientes oceánicas cálidas. En 2008, cientos de estos animales llegaron a playas de Río de Janeiro, a miles de kilómetros de su hábitat natural, muchos de ellos muertos o moribundos.

Tigre de Sumatra. Su población se ha reducido a unos 400 ejemplares. Una de las razones principales es la destrucción de su hábitat, en especial la deforestación causada para la explotación insostenible de su madera. En 2010 se celebra el Año del Tigre para tratar de reducir la acelerada disminución de estas especies.

Tortuga laúd. Es la tortuga marina más grande y más amenazada del mundo.

Rinoceronte de Java. Se estima que quedan menos de 60 ejemplares en dos poblaciones ubicadas en Java y en Vietnam, en sendos parques nacionales.

Vaquita. Es el cetáceo más pequeño y más en peligro del mundo, con menos de 600 ejemplares ubicados en el Golfo de California.

Qué pueden hacer los consumidores

Los consumidores pueden contribuir a la recuperación y conservación de estas especies en peligro. Una de las fórmulas principales consiste en evitar el consumo de productos que contribuyen a la desaparición de los ecosistemas o de la especie misma. Una de las principales causas de la reducción de ejemplares de tigre de Sumatra es la deforestación de su hábitat. La empresa Asia Pulp and Paper es una de las responsables de esta situación. Si no se compra papel procedente de este tipo de compañías dejarán de tener razón de ser. Para ello, se puede adquirir papel reciclado, o ecológico, o informarse acerca del origen concreto del papel que se compra.

El consumo de productos basados en animales en peligro, además de ser un delito, pone al borde de la extinción a muchos seres vivos. En el caso de la medicina basada en la superstición, se añade el agravante de que no tiene efectos científicos probados.

Otra forma de contribuir a la recuperación de especies es la colaboración con asociaciones ecologistas y conservacionistas. Si se tiene especial predilección por algún ser vivo, hay algunas ONG y programas específicos. El lince ibérico, el antílope saiga o el tigre de Sumatra han centrado el esfuerzo de iniciativas concretas.

Tomado de: http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/naturaleza/2010/01/07/190322.php

Francisco Garcés

Cómo reducir nuestra huella de agua

La huella hidrológica de España, una de las mayores del mundo, podría reducirse con una gestión sostenible y unos hábitos de consumo ecológicos

Ya no es suficiente con cerrar el grifo. La cantidad de agua que consumimos para beber o ducharnos es mínima en comparación a la utilizada para producir bienes o servicios. Por ello, tanto los países como los consumidores debemos tener en cuenta nuestra "huella de agua" para evitar problemas de escasez, que se relacionan con el consumo insostenible y la mala gestión de este preciado recurso.

Qué es la huella de agua

Diversos expertos destacan que los conflictos hídricos no se deben normalmente a la escasez física de agua, sino a su deficiente gestión. Así, la huella de agua destaca en última instancia la insostenibilidad que supone que los países y sus habitantes consuman más agua de la que realmente disponen.

Ahora bien, el consumo de agua es más complejo que el simple correr del chorro del grifo. Ideado en 2002 por Arjen Hoekstra, experto del Instituto UNESCO-IHE, y Pham Q. Hung, físico de la Universidad de Virginia, la huella de agua, o huella hidrológica, define un concepto similar al más conocido de la huella ecológica, sólo que en este caso se consideran diversos valores relacionados específicamente con el agua.

En este sentido, la huella de agua está estrechamente ligada al concepto de "agua virtual". Se trata de una idea de John Anthony Allan, investigador del King’s College de Londres y la Escuela de Estudios Orientales y Africanos, que consiste en la cantidad empleada en elaborar, empaquetar y transportar los productos de consumo.

El agua virtual recuerda que los consumidores no sólo utilizan este líquido cuando beben, se duchan o riegan las plantas de su jardín, sino también cuando comen o se visten. Así, por ejemplo, una camiseta de algodón tiene una huella de 4.100 litros de agua virtual, una hamburguesa 2.400 litros y una taza de café 140 litros.

Asimismo, la huella tiene en cuenta el uso que se da de este líquido: el "agua azul" es la destinada a producir bienes y servicios; el "agua gris" es la que acaba contaminada en la producción de dichos bienes; y el "agua verde" la que se encuentra en el suelo, procedente de la lluvia.

En el caso de un país, su huella hidrológica muestra el agua, tanto la nacional como la importada, usada para producir los bienes y servicios consumidos por sus habitantes. Así, Estados Unidos es el país que mayor huella de agua tiene por habitante y año, seguido de los países del sur de la Unión Europea, entre los que se encuentra España.

En concreto, según cálculos de un grupo de investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el agua para beber (entre 2 y 5 litros diarios) y para higiene y tareas domésticas (entre 50 y 200 litros) es una parte pequeña comparada con los 2.740 litros de agua virtual consumidos diariamente.

La explicación de esta enorme huella hídrica se debe, tal y como apuntan los científicos de la UPM, al balance neto negativo entre el agua que se "exporta" y se "importa": con un total de un millón de litros consumidos por habitante al año, requerimos del exterior unos 350.000 litros por persona. Sus datos añaden que los españoles utilizan el 90% del agua para alimentarse y el 10% para el resto de bienes y servicios que consumen.

Consejos para reducir la huella de agua

Los expertos indican cuatro factores principales que explican los altos valores de la huella de agua:

  • El producto nacional bruto per cápita: cuanto más alto es, más agua se consume.
  • La dieta alimentaria y el uso de productos industriales: en Estados Unidos, el consumo de carne es tres veces superior a la media mundial.
  • El clima: países con fuerte evaporación requieren más agua, lo que explica huellas ecológicas altas de países pobres como Malí, Chad o Sudán.
  • La baja eficiencia agrícola en el uso del agua: la producción de arroz de Tailandia es de 2,5 T/ha, mientras que la media mundial es de 3,9 T/ha.

·         Por tanto, a la hora de reducir la huella de agua, es importante incidir en este tipo de aspectos. Es importante saber qué cantidad de agua se destina a sectores intensivos en el uso del agua, como la agricultura o la ganadería, y en qué medida se importa o se exporta a la hora de saber la huella de agua en el país: por ejemplo, para producir un kilo de trigo hacen falta 1.000 litros (un metro cúbico) de agua; mientras que un kilo de carne de vaca necesita 15.000 litros.

·         España importa muchísima más agua en forma de cereales y piensos, fundamentalmente para alimentar al ganado, que la que exporta en forma de frutas y hortalizas. Por ello, si no se daría este "comercio de agua virtual", los españoles sólo podrían comer como máximo la mitad de carne que consumen actualmente.

·         Los consumidores son parte importante de este proceso, puesto que pueden priorizar los productos con menos agua virtual, reducir el consumo de los que tengan más o exigir la implantación de sistemas más eficientes de gestión del agua. Para ayudar a este objetivo, algunos expertos sugieren programas específicos de concienciación y hasta un etiquetado de los productos con la cantidad de agua virtual empleada.

·         No obstante, estos conceptos no se escapan de algunas críticas. Así, se exige un aumento de la precisión de los actuales métodos de cálculo y la inclusión de otras variables, como por ejemplo los aspectos cualitativos.

·         Asimismo, también se recuerda que el comercio de agua virtual, si bien puede beneficiar a algunos países, también puede perjudicar a otros, porque finalmente este recurso se gasta en algún sitio. Por ello, al igual que en el caso de la huella ecológica, los ciudadanos deben tener claro que resulta totalmente insostenible un mundo que aspire a consumir más agua de la que hay.

·         Y por supuesto, los consumidores tienen que seguir asumiendo los consejos para reducir el gasto de agua tanto en su casa, como en el baño y en la cocina, así como en el jardín, tanto en uno convencional como en uno diseñado específicamente para consumir poco agua (xerojardines).

Calculadoras para saber nuestra huella de agua

·         A la hora de precisar cuál es el consumo de agua, diversos expertos han desarrollado estudios y calculadoras que permiten saber tanto nuestra huella hidrológica como individuos como la huella de un país en relación al resto del mundo. Por ejemplo, webs como la de Fundación Vida Sostenible o la de la revista Discover (en inglés, aunque de forma más visual) permiten calcular nuestra huella hidrológica.

 

Por su parte, la web Water Footprint, además de diversos estudios y calculadoras individuales, ofrece también un sistema para conocer la huella de agua de las naciones. Aquí, a través de un mapamundi se puede comprobar de un vistazo el consumo mundial: los países en rojo estarían por encima de la media, mientras que los países en verde estarían en el otro extremo. Del mismo modo, también habilita una calculadora en la que se puede ver el dato de cada país. España, con 2.325 m3 per cápita al año, es uno de los países con mayor huella hidrológica del mundo.

Tomado de:

http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/urbano/2008/06/19/177874.php?page=2

Francisco Garcés

Stop a las bolsas de plástico

Su alto impacto ambiental induce a algunos países a reducir su uso, reutilizarlas, sustituirlas por otras biodegradables, cobrarlas o incluso prohibirlas

La bolsa de plástico tradicional podría tener los días contados. Sus negativos efectos en el medio ambiente hacen necesarias nuevas medidas que asuman tanto las instituciones como las empresas, y por supuesto, los consumidores. Reducir su uso y reutilizarlas siempre que se pueda, sustituirlas por bolsas de varios usos o de materiales biodegradables son algunas de las soluciones que ya se están desarrollando en algunos países, incluido España.

El impacto medioambiental de las bolsas de plástico es enorme. Además de las grandes cantidades de energía que se precisan para su fabricación, están compuestas de sustancias derivadas del petróleo, que pueden tardar en degradarse más de medio siglo. La gran mayoría acaba siendo desechada sin control, contaminando tanto las ciudades como los ecosistemas naturales. En el mar su impacto puede ser letal para animales como tortugas, ballenas o delfines, que mueren tras ingerirlas. Asimismo, las bolsas serigrafiadas pueden contener residuos metálicos tóxicos.

Estados Unidos y la Unión Europea consumen el 80% de la producción mundial, aunque su generalización en los países en vías de desarrollo está agravando el problema. En España, según Cicloplast, que agrupa a fabricantes y distribuidores de bolsas, cada ciudadano consume de media al año 238 bolsas de plástico (más de 97.000 toneladas), de las que apenas se recicla el 10%.

Por ello, cada vez son más los países que plantean diversas medidas. Además de reducir su uso, reutilizarlas, sustituirlas por otras de varios usos o fabricarlas con materiales biodegradables se presentan como soluciones posibles.

En este sentido, la producción de bolsas de bioplástico comienza a estar en auge. En España, las principales empresas de distribución han empezado a adoptar este tipo de materiales más ecológicos, como el plástico reutilizable, la rafia, el TNT, o el almidón de patata. Asimismo, el Ministerio de Medio Ambiente pretende para 2015 que el 70% de las bolsas sean biodegradables.

En Francia, una Ley de 2005 sobre Política Agraria dispone que en 2010 todas las bolsas de plástico habrán de tener esta propiedad. Asimismo, las campañas de sensibilización en este país han conseguido que se reduzca en un 20% la utilización de las bolsas convencionales.

Por su parte, diversas empresas trabajan para desarrollar y mejorar este tipo de materiales. En España, la filial del grupo Sphere, primer productor europeo y cuarto mundial de bolsas de plástico, produce desde hace un año y medio bolsas de fécula de patata con un sistema desarrollado por dos compañías del grupo.

En Italia, las empresas Novamont y Coldiretti han llegado a un acuerdo para implantar un sistema de fabricación de plásticos biodegradables a partir del maíz y del girasol que cubra todo el proceso productivo. Sus responsables asumen que una de bolsas cuesta entre ocho y nueve céntimos de euro, frente a los cinco céntimos de la bolsa tradicional. No obstante, destacan que su precio bajará al generalizarse su uso, y recuerdan sus ventajas ecológicas.

En Canadá, la compañía EPI (Environmental Plastic Additives) ha desarrollado un aditivo, denominado TDPA (Totally Degradable Plastic Additives), que permite a los plásticos convencionales volverse biodegradables. En este caso, el coste de fabricación de las bolsas es un 10% mayor. En Francia, la denominada bolsa "Néosac" utiliza una tecnología similar, desarrollada por varios industriales franceses, que ya se distribuye en varios locales y supermercados galos. Su coste es también algo mayor que las clásicas: entre un 25 y un 30% más.

Cobrarlas y prohibirlas

En otros países se plantean medidas más drásticas para frenar su uso. Por ejemplo, en Suecia o Alemania el cobro de las bolsas está generalizado, si bien los consumidores están más concienciados y suelen reutilizarlas o emplean bolsas de tela.

En otros lugares han optado por la vía de los impuestos. Irlanda ha implantado el "plustax", que obliga al pago de quince céntimos de euro por cada bolsa que utilicen los consumidores. En Hong Kong, una tasa medioambiental similar a la irlandesa, obliga a pagar por cada bolsa unos 50 céntimos.

La prohibición de su uso es también otra medida que está empezando a ganar adeptos. China, que consume unos 3.000 millones de bolsas de plástico al día, ha prohibido las ultrafinas, siguiendo el ejemplo de países como Irlanda, Ruanda o Bangladesh. Italia aprobaba en 2007 una ley que prohibirá las bolsas de plástico no biodegradables a partir de 2010, aunque la Comisión Europea ha argumentado que contraviene la Directiva sobre Envases y Residuos de Envases.

En Estados Unidos, San Francisco es la primera ciudad de este país en prohibirlas, de manera progresiva, una idea que se están planteando en otras ciudades como Boston o Berkeley. En Los Ángeles se ha optado por sustituirlas por otras recicladas y biodegradables. Por su parte, en la localidad inglesa de Devon las han eliminado de los establecimientos comerciales y ofrecen en su lugar bolsas de papel o de tela.

En definitiva, los consumidores son claves en este proceso, por lo que resulta fundamental adoptar costumbres como reducir en lo posible su uso, reutilizar las bolsas llevándolas plegadas para compras inesperadas, y mejor si son de tela, papel o materiales biodegradables. Asimismo, hay otras formas de transportar las compras, como cajas de cartón, cestas o carros.

Bolsas reutilizables muy ’fashion’

Algunos diseñadores europeos creen que moda y ecologismo son compatibles. Por ello, han lanzado varias bolsas de mercado reutilizables para estar a la última, con precios que no defraudarán a los más elitistas. Por ejemplo, el modelo "Silky Pop" de Hermes, fabricado en piel de becerro, cuesta unos 711 euros; una bolsa de nylon de Consuelo Castiglioni cuesta unos 625 euros, mientras que para comprar una de lona orgánica de Stella McCartney hay que desembolsar unos 367 euros.

No obstante, también hay bolsas reutilizables aptas para todos los públicos. La cadena de mercados Trader Joe’s vende una por un euro y medio aproximadamente. Un poco más cara -vale unos once euros - pero mucho más creativa, es la de la diseñadora británica Anya Hindmarch. Su modelo "I’m Not a Plastic Bag" ("No soy una bolsa de plástico") se ha popularizado en la web de subastas eBay, donde ha conseguido facturar diez veces más que de forma convencional.

 

Tomado de:

 http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/urbano/2008/06/25/177999.php

 

Francisco Garcés

Los océanos se mueren: los consumidores pueden salvarlos

La asunción de unos hábitos de consumo ecológicos puede ayudar a mejorar la precaria situación de los mares

Los océanos están al borde del colapso. La sobrepesca, la erosión, la contaminación, el cambio climático o el aumento de especies invasoras son algunas de sus principales amenazas. Algunos expertos aseguran que, de seguir así, la disminución de la vida en el mar podría ser drástica en los próximos años. Los consumidores pueden actuar en varios aspectos para cambiar esta tendencia y conservar la riqueza oceánica.

El 80% de las zonas pesqueras del mundo están sobreexplotadas o en proceso de recuperación, según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La amenaza de extinción se cierne sobre algunas de las especies más apreciadas. La anchoa o el atún rojo podrían tener los días contados. Grandes depredadores, como los tiburones, son presa de la pesca de descarte, que sólo busca sus aletas y arroja al mar el resto del animal muerto.

La utilización de sistemas de pesca muy intensivos pone en riesgo la sostenibilidad futura de las capturas comerciales. La pesca accidental de especies que caen en las redes es otro problema que presiona a la población de delfines o tortugas. La pesca pirata daña a los ecosistemas marinos y causa millones de pérdidas a los pescadores legales.

Los consumidores pueden contribuir a luchar contra estas amenazas con sus decisiones de compra y sus hábitos de consumo. Se pueden elegir los ejemplares cazados con artes sostenibles -las etiquetas que indiquen su procedencia son de gran ayuda- y evitar las especies en mayor peligro -o sustituirlas por especies similares menos esquilmadas-.

Pero la sobrepesca no es la única amenaza para los mares. La contaminación por diversas fuentes se traduce en aguas más sucias y una pérdida de la biodiversidad. Las mareas negras de los grandes buques petroleros son responsables del 12% del petróleo que llega a las aguas. El 88% restante se genera de forma silenciosa, en vertidos menores por labores de limpieza o por la recarga de combustible en alta mar, sistema conocido como "bunkering". La extracción de petróleo en alta mar, ante la creciente escasez de este combustible, podría aumentar en los próximos años. Las consecuencias ecológicas serían muy negativas.

Los consumidores pueden reducir el uso de la energía, que proviene en su gran mayoría de los combustibles fósiles. Hay muchas formas de hacerlo: viajar en transporte público, ir a pie o en bicicleta, utilizar electrodomésticos eficientes, bombillas de bajo consumo, evitar los "vampiros eléctricos", etc. Otra opción es apostar por las energías renovables, con un menor impacto ambiental.

La polución marina puede originarse con el vertido de diversos productos y sustancias. Metales pesados como el mercurio se biomagnifican en el recorrido de la cadena alimenticia y pueden causar serios trastornos en el medio ambiente y la salud. El uso excesivo de fertilizantes afecta a los océanos y altera su composición.

El vertido incontrolado de millones de toneladas de residuos, en especial plásticos, provoca graves daños. En algunas zonas oceánicas se han detectado acumulaciones de estos residuos que flotan como auténticos basureros marinos.

La emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, provoca el cambio climático y efectos negativos concretos como la acidificación de las aguas. Los científicos empiezan a comprobar el impacto sobre el medio marino de estos agentes contaminantes. La destrucción de los corales o el aumento de zonas muertas en los océanos son algunos efectos preocupantes. El creciente tráfico marítimo impacta en los ecosistemas, afecta a las rutas de especies migratorias o provoca el aumento de las especies invasoras marinas. Algunos científicos destacan el riesgo de que la vida en el mar se reduzca a algas, medusas y organismos similares.

La práctica de las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) por parte de los consumidores reducirá los residuos en los mares. El consumo de productos ecológicos o que utilicen menos fertilizantes limitará su impacto. La sustitución de las bolsas de plástico por otras biodegradables o reutilizables es otra medida efectiva. Los consumidores que vivan en zonas costeras pueden ser parte activa de la conservación y protección de los ecosistemas marinos. La colaboración con las ONG conservacionistas ayudará a sus responsables a emprender mayores acciones.

La concienciación es otra manera de conservar los recursos naturales oceánicos. Los consumidores pueden interiorizar hábitos de vida sostenibles. El respeto de los seres vivos, el cuidado de las especies en peligro es responsabilidad de todos. El turismo sostenible en espacios costeros o marinos es otra opción que aúna diversión, ocio y respeto a la naturaleza.

Presionar a los responsables institucionales para que aprueben y hagan efectivas leyes concretas de conservación de los recursos marinos es otra opción. A pesar de su enorme riqueza biológica y económica, sólo el 0,5% de la superficie total marina cuenta con alguna figura de protección. Las reservas marinas de pesca podrían ser una de las posibles medidas para combatir la crítica situación de los caladeros. En EE.UU., el Gobierno prepara la "Ocean Protection Plan", una ley que, entre otras cuestiones, se ocupará de la planificación del espacio marítimo para evitar la "masificación del océano".

Tomado de:

http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/naturaleza/2009/11/16/189174.php

Francisco Garcés

Respuestas a las preguntas más frecuentes sobre los organismos genéticamente manipulados

Respuestas:

Buenos Aires, julio de 2000

Í n d i c e
1. ¿Qué son los organismos genéticamente modificados o transgénicos?
2. ¿Cómo se pueden identificar los alimentos genéticamente modificados? ¿Cómo se pueden evitar?
3. ¿Son distintos los cultivos transgénicos de los híbridos y los tradicionales?
4. ¿Los alimentos transgénicos son más nutritivos?
5. ¿Qué efectos tienen los transgénicos sobre la salud humana?
6. ¿Qué efectos tienen sobre el medio ambiente?
7. ¿Qué tipo de beneficios tienen? ¿Por qué se los usa?
8. ¿La polémica sobre los alimentos transgénicos tiene algo que ver con las "vacas locas" o las dioxinas en la comida?
9. ¿Es verdad que esta tecnología terminará con el hambre en el mundo? ¿Quiénes introdujeron estos cultivos al país?
10. ¿Qué tipo de efectos económicos tendrá el cultivo masivo de transgénicos? Por mayor información: Greenpeace Argentina, campaña de Biodiversidad Mansilla 3046 (1425) Buenos Aires, Argentina - http//: www.greenpeace.org.ar

1. ¿Qué son los organismos genéticamente manipulados o transgénicos?
LOS NUEVOS FRANKENSTEIN Los encontramos mezclados en nuestros alimentos en las góndolas de supermercados (maíz y porotos de soja genéticamente manipulados). Los encontramos creciendo en campos de experimentación y de cultivo en nuestro país. En la Argentina hoy existen la soja, el maíz y el algodón transgénicos, pero ya se habla de peces o cerdos transgé-nicos y otros organismos vivos que in-gresan en esa categoría. A la técnica emplea-da se la conoce bajo diversos nombres como ingeniería ge-nética, modificación genética o manipula-ción genética. Los tres términos signi-fican la misma cosa, el traslado de genes, generalmente de una especie a otra. Los cultivos existentes incluyen máiz con genes de bacterias, tomates con genes de peces, o cerdos con genes de humanos. La ingeniería genética llega camuflada bajo el título de “biotecnología”. Como se observa este procedimiento puede hacerse entre plantas de igual especie, entre espe-cies no relacionadas o incluso trasladando genes de una planta a un animal y vice-versa. Con esta técnica, llamada "ingeniería genética" se han roto las barreras naturales para la reproducción y creación de seres vivos, pues en condiciones naturales sólo es posible el cruzamiento de plantas o animales de la misma especie o de especies relacionadas. A diferencia de otros métodos biotecnológicos de mejoramiento genético (cruzamientos entre especies parientes), la ingeniería genética va mucho más allá: transforma a los seres vivos.
Greenpeace los apodó "cultivos Frankenstein" porque son seres mutantes, seres vivos que nunca podrían haber existido en la naturaleza de no mediar el accionar del hombre en un laboratorio.
UNA DECISIÓN CORPORATIVA
La poderosa industria de la biotecnología ha invertido cientos de millones en un nuevo producto: las semillas transgénicas. Se trata de exactamente las mismas empresas que hasta el momento comercializaban semillas y agroquímicos a nivel global. Postuladas por las empresas como salvadoras del hambre mundial, o solución a la aplicación del cóctel de agroquímicos, las semillas transgénicas significan de hecho la renovación del catálogo de productos de Monsanto, Novartis, Du Pont, Aventis ó Astra Zéneca, quienes dominan por completo el mercado mundial de estas semillas. Los organismos transgénicos no obedecen a un requerimiento de Unicef o de la Organi-zación Mundial de la Salud, sino a la lógica misma de la tendencia del mer-cado: la concentración y la búsqueda de una posición de poder y liderazgo en la base de la agricultura industrial, es decir la industria global de alimentos.
TIPOS DE CULTIVOS TRANSGÉNICOS
En la Argentina ya existen en el mercado plantas transgénicas con tolerancia a herbicidas (Soja RR) y plagas (Maíz y algodón Bt). En otras partes del mundo, en tanto, se encuentran en distintas etapas de desarrollo plantas resistentes a climas desfavorables, con mayores cantidades de una determina-da propiedad, o plantas con capacidades para prolongar sus períodos de vida. Existen además, la colza resistente a herbicidas; tomates con genes de pez para retardar su maduración; algodón Bt, que al
La palabra "transgénico" proviene de "trans" (cruzar de un lugar a otro) y "génico" (referido a los genes). En resumidas palabras, es todo aquel organismo que tiene incorporado un gen extraño.
Existen además, la colza resistente a herbicidas; tomates con genes de pez para retardar su maduración; algodón Bt, que al igual que el maíz, produce su propio insecticida y por eso es resistente a una plaga determinada. Siguen en la lista variedades de cultivos transgénicos que están siendo probados en distintos lugares del mundo incluida la Argentina; algunos de ellos son: la papa, el brócoli, la coliflor, la papaya, la mandioca, el sorgo, el melón y hasta árboles, como el eucaliptus.
EL GEN TERMINATOR
En estos momentos, existe una gran presión por parte de la industria biotecnológica para difundir masivamente las "semillas estériles" que contienen el llamado "gen Terminator". Con este gen, patentado como "Sistema de Protección Tecnológica", las corporaciones biotecnológicas quieren obligar a los productores a comprar todos los años la semilla y los productos agroquímicos que ellas mismas producen. En pocas palabras, pretenden controlar la agricultura y el mercado alimentario mundial. El “gen Terminator” está especialmente pensado para afectar a países como la Argentina, según se deduce de las expresiones del presidente de la empresa Delta & Pine Land Co. (subsidiaria de Monsanto, compañía que desarrolló la Soja RR, utilizada en el país): “Esperamos que [el terminator] tenga implicancias globales, en particular en mercados o países donde las leyes de patentes son débiles o directamente no existen”. Por el momento la empresa Monsanto ha anunciado que no insistirá en imponer el “Terminator” en sus semillas aunque se trata de una decisión transitoria.
Un gran número de entidades civiles está cuestionando la seguridad sanitaria y ambiental de esta clase de organismos
TRANSGÉNICOS EN NUESTRO PAÍS
El gobierno argentino ha promovido la ingeniería genética en forma tal que se ha convertido en el segundo productor mundial de organismos vegetales genéticamente manipulados. Muchos alimentos contienen ingredientes modificados genéticamente. Se calcula que el 60% de los alimentos procesados contienen soja y durante la última cosecha este cultivo cubrió el 90% de la producción total con transgénicos con lo que es altísima la probabilidad de estar consumiendo, sin saberlo, soja transgénica. Con respecto al maíz transgénico, la superficie cultivada alcanza un 20% del área sembrada, según estadísticas oficiales. Otro cultivo transgénico, de menor difusión, es el algodón resistente a plagas. La Red de Alerta sobre Transgénicos (Redast) y el Foro de Asociaciones de Consumidores han recomendado a la gente que exija a empresas y autoridades gubernamentales el etiquetado de los alimentos que contienen componentes derivados de organismos manipulados genéticamente. Quienes consumen transgénicos son privados ilegítimamente de su derecho a elegir si quieren o no correr el riesgo de contraer alergias o resistencia a antibióticos. Estos dos últimos riesgos son los más discutidos actualmente por la comunidad científica, sin que hasta el momento exista un fuerte consenso en una u otra dirección. En la Argentina, los supermercados y las autoridades gubernamentales no han reparado en ello, y hasta la fecha los consumidores no pueden identificar entre la comida producida mediante la agricultura tradicional o la que se origina en los laboratorios de la ingeniería genética.

Cultivos (est. 2000)

Genéticamente manipulado

Naturaleza convencional

SOJA

90%

9%

MAÍZ

25%

70%

ALGODON

1.2%

sin datos

Quienes consumen transgénicos son privados ilegítimamente de su derecho a elegir si quieren o no correr el riesgo de contraer alergias o resistencia a antibióticos

2. ¿Cómo se pueden identificar los alimentos genéticamente manipulados?
LAS ETIQUETAS DE LOS ALIMENTOS EVITAN DECIR SI CONTIENEN INGREDIENTES TRANSGÉNICOS

Es difícil identificarlos. Los consumidores argentinos, a diferencia de los europeos y japoneses, no pueden elegir lo que comen porque no existe un etiquetado en los productos que advierta si en sus ingredientes o procesados contienen, o no, organismos genéticamente manipulados. El Gobierno no ha previsto ninguna ley que regule este tipo de tráfico de genes en nuestra comida, y ni siquiera le ha dado a los ciudadanos la posibilidad de estar advertidos de ello. Y pese a los reclamos de los consumidores y Greenpeace, las autoridades argentinas siguen dándole la espalda al reclamo de la gente de saber qué es lo que se lleva a la boca. Las empresas, hoy por hoy, no están obligadas a etiquetar. Las comidas vegetarianas han sido las primeras en ser contaminadas genéticamente. Le siguieron las carnes elaboradas (en especial los bocaditos de pollo o las hamburguesas), luego los aceites, que suelen utilizarse en margarinas o mayo-nesas (obviamente también los aceites de cocina contienen componentes de so-ja) e incluso las golosinas y otros productos de panadería. La soja de Monsanto también estaría en los productos dietéticos. Hoy, en la Argentina, consumir algún alimento que contenga ingredientes con soja, es exponerse a un alto riesgo de introducir en nuestros cuerpos organismos concebidos por la ingeniería genética. Distintas oficinas de Greenpeace en todo el mundo han confirmado en varios test de laboratorios científicos la presencia de soja o maíz transgénicos en los alimentos de consumo masivo. En la Argentina no existen mecanismos para detectarlos o advertirlos en la comida que se consume diariamente.
Hoy, en la Argentina, consumir algún alimento que contenga ingredientes con soja, es exponerse a un alto riesgo de introducir en nuestros cuerpos organismos concebidos de la ingeniería genética.
CÓMO DETECTAR TRANSGÉNICOS EN PRODUCTOS NO ETIQUETADOS
Queda todavía un resquicio para detectar en forma aproximada a la mayoría de estos organismos genéticamente manipulados. Como se sabe, la soja está presente en el 60% de los alimentos, y debe recordarse que el 90% de la soja que se produce en Argentina proviene de la variedad transgénica patentada por la empresa Monsanto. Teniendo en cuenta esos datos, lo más lógico es suponer que alguien que consume algún producto con derivados de soja, está comiendo la soja transgénica de Monsanto. Lo más práctico es analizar la declaración de ingredientes. Hay que prestar atención en las siguientes palabras en los productos que se compran en los super-mercados: lecitina (la mayoría contiene bases de soja) o lecitina de soja (también aparece camuflado con la insripción INS 322 o 322), proteína vegetal texturizada, proteína texturada de soja, dextrosa, aceite vegetal hidrogenado, emulsificante, proteína de soja aislada o harina de soja. Por el momento, lo único que se puede hacer es evitar aquellos productos que contengan los ingredientes citados en el cuadro de la siguiente página.
Las comidas vegetarianas han sido las primeras en ser contaminadas genéticamente.

RUBRO

PRODUCTOS ELABORADOS

CARNES

salchichas, medallones, supremas, rebosados o bocaditos de pollo, hamburguesas, milanesas, patés, etc.

PASTAS

fideos, capellettis, ñoquis, pizzas de mozzarella, ravioles, etc.

CONDIMENTOS

caldos o cubitos de pan.

CEREALES

arroz y cereales para desayuno

GOLOSINAS

galletitas, alfajores, bocaditos, bombones, bizcochos, caramelos, chupetines, chocolates, obleas, turrones, etc.

PANADERÍA

panes lactales, magdalenas, budines, bizcochuelos, tostadas, galletitas de agua o saladas, pan de salvado, etc.

OTROS

leches y chocolatadas en polvo, chocolatadas líquidas, milanesas de soja, sopas, helados, productos de repostería (bizcochuelos, baños de repostería, cubretortas, mouse, etc.), jugos, cervezas, empanadas elaboradas, margarinas, mayonesas, papas fritas, rabas o aceites.

DERECHO A LA INFORMACIÓN
"Los consumidores tienen derecho a una mayor protección e información... En primer lugar exigimos a las autoridades que se encargan de ejercer los mecanismos de control que realicen su trabajo sin ceder ante los imperativos comerciales y políticos.... que los productores adopten una política de transparencia de cara a los consumidores y que faciliten el acceso a la información que manejan sobre sus experimentos, aplicaciones, controles, etc." ( del Consumidor, Adelco, Buenos Aires).

3. ¿Son distintos los cultivos transgénicos de los híbridos y los tradicionales?
LAS DIFERENCIAS
La producción de híbridos y el mejora-miento genético tradicional de distintas variedades ha sido una técnica de producción agrícola practicada desde los inicios de la agricultura. Los cruces desarrollados a través de estos métodos convencionales se realizan en variedades iguales o similares. Estas especies tanto animales como vegetales son el resultado de miles de años de evolución. El entrecruzamiento tradicional es el resultado de un proceso natural de reproducción sexual dentro de la misma especie. La información hereditaria de ambos padres se combina y pasa a la cría. En este proceso las mismas secciones de información genética de la especie, conocida como ADN (ácido desoxirribonucleico) se intercambian con los mismos cromosomas (cuerpo del núcleo de la célula que alberga al ADN), pero los genes casi siempre quedan exactamente en el mismo orden y en las mismas ubicaciones dentro de los cromosomas. Un gen estará entonces siempre rodeado por la misma secuencia de ADN a menos que ocurra un accidente o una mutación. Especies que están emparen-tadas también pueden reproducirse, como el caballo y el burro, si bien sus crías (híbridos) la mula serán muy probablemente estériles. La esterilidad y otras disfun-ciones en los híbridos son el resultado de diferencias genéticas entre dos especies, diferencias que devienen en la incompatibilidad genética. Cuando alteramos el paso natural de la evolución y mezclamos en un mismo organismo vivo, un animal con un vegetal o viceversa, se termina allí el entrecruzamiento tradicional y empieza la ingeniería genética. Los cultivos transgénicos son por lo tanto claramente diferentes a los cultivos tradicionales dado su método de creación. Los primeros son concebidos en un laboratorio, mientras que los segundos son concebidos en la naturaleza. Sólo en un laboratorio es posible introducir un gen de un organismo en el ADN (estructura genética) de otro organismo, cuando se trata de otra especie completamente distinta, o incluso de un reino diferente (hay vegetales genéticamente modificados que poseen genes de animales, bacterias, virus, etc.) para añadirle un rasgo o condición específica nueva .
“Hace miles de años nuestros ancestros iniciaron la domesticación y la conservación de las plantas que forman la diversidad de cultivos que hoy asegura nuestra alimentación. Está en nuestras manos decidir si queremos ser recordados como la generación “terminator” o si queremos conservar nuestra diversidad, herencia global propiedad de nuestros descendientes”. Centros de Diversidad, Greenpeace Internacional septiembre de 1999.
CÓMO SE LLEGA A UN ORGANISMO VIVO GENETICAMENTE MODIFICADO
La ingeniería genética se utiliza para tomar genes y segmentos de ADN de una especie, por ejemplo de un pez, y ponerlos dentro de otra especie, por ejemplo un tomate. Al hacerlo, la ingeniería genética provee un grupo de técnicas para cortar el ADN ya sea al azar o en un número específico de lugares. Una vez aislado, uno puede estudiar los diferentes segmentos del ADN multiplicarlos y montarlos (pegarlos) junto con el ADN de cualquier otro organismo. La ingeniería genética hace posible romper la barrera de las especies completamente diferentes o no emparentadas; hace posi-ble por ejemplo, empalmar el gen anticongelante de un pez en los tomates, pasar el gen de una toxina que mata insectos presente en una bacteria al maíz o al algodón, o pasar genes humanos a cerdos. Aún así existe un problema -el gen de un pez no puede trabajar en un tomate a menos que se le adicione lo que se llama un promotor con instrucciones que las células del tomate reconozcan-. La secuencia de ADN de este promotor tendría que ser una secuencia de tomate o una especie similar.
La ingeniería genética hace posible romper la barrera de las especies completamente diferentes o no emparentadas
Las empresas y la mayoría de los científicos toman aquí un atajo y no se molestan en buscar un promotor apropiado para el tomate, ya que les tomaría años comprender cómo trabajan la regulación y la comunicación interna de las células del tomate. De manera de evitar largos testeos y ajustes la mayoría de las plantas modificadas genéticamente se hacen con promotores virales (sigue).

Cultivos autorizados por el gobierno argentino para su comercialización

CULTIVOS

PROPIEDAD

Soja RR

Tolerancia a herbicidas

Maíz Bt

Resistencias a insectos

Algodón Bt

Resistencias a insectos


Fuente: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación (Sagpya)

(viene del anterior párrafo) Los virus, como generalmente se conoce, son muy activos. Nada o casi nada los detendrá una vez que hayan encontrado una nueva víctima u organismo que los albergue. Integran su información genética dentro del ADN de la célula que los alberga (tales como nuestras células), se multiplican, infectan a las células vecinas y vuelven a multiplicarse. Esto es posible porque los virus han evolucionado como promotores muy poderosos que comandan a la célula que los alberga para leer constantemente los genes virales y producir proteínas virales. Simplemente al tomar un elemento de control es decir, un promotor (el virus de una planta), y colocarlo delante del bloque de información del gen anticongelante del pez, es posible obtener este gen combinado virus/pez para que funcione en la planta en cualquier parte de ella y cuando se requiera. En la Argentina, como se ve en este gráfico, el crecimiento del cultivo de OGMs ha crecido de manera alarmante en los últimos dos años.

NOTA AL MARGEN: El organismo oficial que aprueba los OGMs en la Argentina es la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación.

4. ¿Los alimentos transgénicos son más nutritivos?
NO SON MÁS SALUDABLES, NI SON MÁS NUTRITIVOS
No son más nutritivos, más sabrosos, ni mucho menos más saludables que los convencionales. Hasta el momento, esta rama de la biotecnología ha sido desarrollada principalmente para bajar los costos de producción, no para producir alimentos más saludables. En estos momentos, se está trabajando en alimentos con mayor contenido de hierro y vitaminas, pero el curso de esos proyectos (que se encuentran en distintas fases de investigación y desarrollo) ha encontrado serios reparos en la comunidad científica.
SUPUESTAS VENTAJAS PARA SALVAR EL HAMBRE DE... LAS EMPRESAS
En la actualidad, debido al temor que generaron estos organismos manipulados en varios países de Europa, Asia y Norteamérica, algunas corporaciones están buscando costados más "atractivos" de esta clase de transgénicos para el consumidor. Por eso se están promocionando vegetales que reduzcan la deficiencia de la vitamina A, por poner sólo un ejemplo. Hasta el momento no han aparecido en el mercado los llamados transgé-nicos de 2da. generación que, según la industria, tendrán inclusive un costo adicional por los beneficios farmacológicos que traerán. Greenpeace ha puesto de manifiesto que estos alimentos deberán pasar las mismas pruebas de seguridad que los transgénicos de primera generación, de los que todavía no se sabe que podría ocurrir y donde el consenso científico sobre su conveniencia esta lejos de concretarse. Los problemas de una dieta balanceada, el acceso a los alimentos y mejor niveles de sanidad pueden ser atacados con soluciones que existen desde hace mucho tiempo y no se implementan por falta de voluntad política. Greenpeace advierte sobre el peligro que podría surgir del desarrollo de “alimentos mágicos” para solucionar males como la deficiencia de vitamina A, debido a que pueden convertirse en una distracción que derive recursos en la dirección contraria a la aplicación de soluciones actualmente disponibles. Muchos quieren presentar al arroz con vitamina A como una solución... Pero el Banco Mundial ha destacado que los planes de la Organización Mundial de la Salud y la Unicef para paliar el hambre y mejorar los niveles de higiene, en los setenta países más pobres del mundo, constituyen las soluciones de menor costo que se puedan aplicar. Las herramientas para eliminar el problema del hambre y la deficiencia de vitamina A ya están disponibles. Y son libres de los riesgos que cualquier organismo transgénico trae. Utilizar esas herramientas, como se dijo, es sólo una cuestión de voluntad política.
En estos momentos, se está trabajando en alimentos con mayor contenido de hierro y vitaminas, pero el curso de esos proyectos (que se encuentran en distintas fases de investigación y desarrollo) ha encontrado serios reparos en la comunidad científica. Greenpeace ha puesto de manifiesto que estos alimentos deberán pasar las mismas pruebas de seguridad que los transgénicos de primera generación de los que todavía no se sabe que podría ocurrir y donde el consenso científico sobre su conveniencia esta lejos de concretarse.

5. ¿Qué efectos tienen los transgénicos sobre la salud humana?
LOS TRANSGÉNICOS SON SERES EXTRAÑOS EN NUESTRA DIETA
Es importante destacar que muchos de los genes usados en esta clase de alimentos no habrían integrado jamás la dieta humana si no fuera por la ingeniería genética. Es decir que es imposible saber cuáles serán los efectos de la ingesta de estos genes sobre la salud humana. Después del desastre sanitario producido con el Mal de la Vaca Loca (generado por la alimentación de elementos ajenos a la dieta de las vacas), la comunidad científica internacional está reclamando, cada vez con más firmeza, un mayor cuidado en el manejo de la tecnología para producir alimentos. Todavía no se sabe mucho acerca de los tan promocionados "alimentos del futuro". Aún así, las advertencias científicas llaman a la alarma. Aquí dos de ellas: 1. Alergias: El New England Journal of Medicine aseguró que los productos modificados por ingeniería genética tienen un potencial alergénico incierto, impredecible e imposible de dimensionar. Algunos alimentos con base de soja ya han generado efectos adversos a la salud humana al transmitir el potencial alergénico de algunos genes Este es el caso, por ejemplo, de la soja que contiene el gen de una nuez de Brasil para aumentar su valor proteico que ha ocasionado serios problemas a personas alérgicas a las nueces. De allí la importancia de que los consumidores sepan qué están comiendo realmente. 2. Resistencia a los antibióticos: La Sociedad Británica de Médicos alertó sobre la resistencia a los antibióticos en los seres humanos que consumen transgénicos en forma reiterada. Es decir: existe la posibilidad de que los genes resistentes a los antibióticos presentes en los alimentos genéticamente manipulados emigren a bacterias patógenas que afectan la salud humana, y desarrolle su propia resistencia.
MÁS PREGUNTAS QUE RESPUESTAS
"Existen más preguntas que respuestas en relación a esta delicada cuestión. Sigo creyendo en el futuro de la biotecnología, pero considero justificado preguntar: ¿es segura esta comida para el consumo humano?, ¿Los cultivos transgénicos son seguros para el ambiente? ¿Cómo van a afectar a la biodiversidad? ¿Cómo van a afectar a otras plantas, insectos y pájaros?". Lo dijo el propio Robert Shapiro, presidente de Monsanto, en una teleconferencia organizada por Greenpeace en Londres, Reino Unido. El discurso fue calificado por el prestigioso diario The Financial Times, como el más sincero mea culpa jamás pronunciado por algún ejecutivo de la industria biotecnológica.

6. ¿Qué efectos tienen los transgénicos sobre el medio ambiente?
LA CONTAMINACIÓN GENÉTICA
Greenpeace ha visto en este explosivo crecimiento del uso de plantas transgénicas, una verdadera amenaza para la salud de la gente y el equilibrio ambiental del planeta. Estos organismos, al ser liberados fuera del laboratorio, originarán indefectiblemente una contaminación genética que en la mayoría de los casos se volverá irreversible. La comunidad científica ha dado cuenta de casos de contaminación genética al quedar documentado que las plantas transgénicas liberadas al medio transmiten sus genes de resistencia a herbicidas a especies emparentadas generando las llamadas “supermalezas”. Además las mismas empresas que comercializan el maíz transgénico admiten que en poco tiempo habrá que lidiar con una generación de insectos plaga resistentes a ese tipo de maíz. En enero de este año y bajo el auspicio de las Naciones Unidas más de 130 países admitieron que los organismos vivos modificados genéticamente plantean riesgos ambientales que deben ser debidamente controlados y adoptaron el Protocolo de Cartagena sobre la Seguridad Biológica. PÉRDIDA DE BIODIVERSIDAD
Detrás de la promoción de los organismos transgénicos, existe una clara estrategia de homogeneizar el capital genético de la naturaleza con cultivos que sólo generen ganancias a las corporaciones biotecnológicas. Los organismos genéticamente modificados podrían erosionar el banco genético de especies clave para la alimentación y contribuir a una importante reducción de variedades locales de maíz, colza, girasol o papa. Incluso, si el uso o destino es para alimento humano o de animales, existe el riesgo de que se regeneren inintencionalmente, de manera accidental o que el destino original se desvíe y se utilicen para la siembra. Greenpeace advirtió en enero pasado que las variedades de maíces del norte argentino y el sur boliviano podrían desaparecer o contaminarse si continúa el desarrollo de los cultivos transgénicos de ese vegetal. El maíz se originó y se domesticó en México y posteriormente fue domesticado en otras regiones de Sudamérica. A lo largo del tiempo, los indígenas y las comunidades campesinas fueron descubriendo los secretos del cultivo del maíz y lo domesticaron extensivamente. Existen variedades ubicadas en las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, Chaco y Formosa. En la actualidad, las variedades locales de los maíces se ven amenazadas por la difusión del maíz Bt, un vegetal al que se le insertó una toxina resistente a las plagas, producido por empresas como Novartis, Aventis y Monsanto, multinacionales dedicadas a la biotecnología con base en Estados Unidos y en otros países de Europa
Los transgénicos, al ser liberados fuera del laboratorio, originarán indefectiblemente una contaminación genética que en la mayoría de los casos se volverá irreversible. Los organismos genéticamente manipulados podrían erosionar el banco genético de especies clave para la alimentación y contribuir a una importante reducción de variedades de locales de maíz, colza, girasol o papa.
LA SOJA TRANSGÉNICA ¿MÁS O MENOS AGROQUÍMICOS?
La soja transgénica conocida comercialmente como Soja RR (por Round Up Ready) fue diseñada para resistir un herbicida total creado por la misma empresa que vende este herbicida de nombre comercial Round Up, cuyo principio activo se llama “glifosato”. Es decir, la empresa vende la semilla resistente solamente al herbicida que ella produce. Uno de los principales argumentos que da esta industria es el hecho de que no será ya necesario utilizar tantos agroquímicos como en el caso de la soja tradicional, donde deben combatirse las malezas con un cóctel de varios agroquímicos diferentes. Esto es una verdad a medias. Si bien las ventas de los agroquímicos en general bajaron y disminuyó notablemente su aplicación, las ventas del herbicida Round Up subieron estrepitosamente y por supuesto también su aplicación (ver gráfico). Existe un sólido consenso entre los expertos del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) de que es mala idea y podría ser muy perjudicial para los agroecosistemas la aplicación masiva de un solo herbicida. Esto genera un fenómeno llamado presión selectiva que puede activar el crecimiento desmesurado de malezas resistentes al glifosato. Y estas malezas ya están apareciendo en nuestros campos. Esto además puede llevar a un incremento en el nivel promedio de residuos de insecticida y herbicida en los alimentos y puede tener un efecto negativo en los insectos beneficiosos y la vida silvestre. Hay otras amenazas derivadas del uso comercial de la ingeniería genética con fines agrícolas. Por ejemplo, a muchos cultivos transgénicos se le han incorporado genes de una bacteria llamada Bacilus thuringiensis (Bt),que existe naturalmente en el suelo y que sintetiza una toxina que mata larvas de insectos. Esta toxina natural, hoy apropiada por las corporaciones biotecnológicas, puede matar a insectos útiles, generar que otros insectos desarrollen resistencias, o integrarse al suelo por intermedio de los restos de los vegetales (esto generaría efectos adversos en los organismos del suelo, y podría moverse a través de las cadenas alimentarias).
Evolución de la superficie de Siembra Directa, Consumo de glifosato y superficie implantada con sojas Roundup Ready (tolerantes al glifosato) en la Argentina.

 

Año

Total de hectáreas

Consumo glifosato

Sojas RR hectáreas

1991/92

500.000

1.000.000

---

1992/93

700.000

2.500.000

---

1993/94

1.600.000

5.000.000

---

1994/95

2.400.000

8.000.000

---

1995/96

2.800.000

12.000.000

---

1996/97

3.300.000

20.000.000

800.000

1997/98

4.000.000

28.000.000

1.417.500

1998/99

7.500.000

58.000.000

7.000.000

(*) Fuente: Walter Pengue, Evaluación tecnoecológica de la producción sojera, de próxima aparición. (*) Un 50% de la semilla utilizada en esta siembra responde a lo que se conoce como “bolsa blanca” (aquella semilla cosechada y guardada por el propio productor o comercializada sin marca). Este cuadro fue publicado como gráfico adjuntado de un artículo de W. Pengue, en la revista Le Monde Diplomatique, edición de mayo de 2000.
Si bien las ventas de los agroquímicos en general bajaron y disminuyó notablemente su aplicación, las ventas del herbicida Round Up subieron estrepitosamente y por supuesto también su aplicación.

7. ¿Qué beneficios traen? ¿por qué se los usa? MENOS COSTO, MÁS RIESGO
Esta clase de cultivos es promocionada como un ahorro para los agricultores, ya que ahora pueden plantar vegetales que matan pestes (porque se les incorporó ADN de una bacteria a su genoma, permitiéndole producir una proteína insecticida). O que toleran poderosos venenos (científicos de Monsanto aplicaron un gen en la soja que resiste al glifosato, llamado comercialmente Round Up, marca de esa misma corporación). Esto, aparen-temente, generaría una baja en sus costos. Pero la realidad es otra. Los que hacen el verdadero negocio son las corporaciones multinacionales que, como se dijo, venden las semillas genéticamente adaptadas a los químicos que también venden. Los productores sólo son parte del negocio, pero jamás se beneficiarán de él.
LA CARRERA BIOTECNOLÓGICA
La ingeniería genética nació cuando se descubrieron los datos necesarios para producir un ser vivo, cuando los científicos empezaron a explorar una larga cadena molecular llamada ADN, compuesta por genes que poseen la información fundamental de todo ser. Así, las empresas apostaron en una fuerte carrera dentro de la tecnología biológica (o biotecnología) y contrataron a científicos para desarrollar métodos de corte o inserción de genes de unos seres vivos a otros, gestando de esta forma la llamada ingeniería genética. Rápidamente, crecieron las inversiones para investigar las posibilidades económicas de estos nuevos organismos, generando una competencia feroz entre las compañías agrícolas, que con el tiempo cambiaron su denominación y pasaron a autoproclamarse como "biotecnológicas" o empresas de "ciencias de la vida". Así, las mismas corporaciones que hace 40 años habían contaminado el mundo con sus agroquímicos, ahora habían creado divisiones de investigación molecular para concebir plantas resistentes a sus tóxicos. En poco tiempo, los productores podían comprar cultivos resistentes a sus propios parásitos o a los herbicidas, lo que se tradujo en un aumento vertiginoso de la superficie cultivada con transgénicos.
LOS TRANSGÉNICOS NO PUDIERON ELEVAR RENDIMIENTOS EN CULTIVOS En el suplemento Rural del diario Clarín, del 18 de setiembre de 1999, Vernon W. Ruttan, un reconocido experto en políticas biotecnológicas, afirmó: "Los productos de la biotecnología fueron diseñados casi en su totalidad para que los productores logren rindes que se acerquen a los actuales techos y no para que los superen". Y luego señaló: "Cuando le pregunté al director de investigación de una importante compañía de semillas comerciales cuándo esperaba un mayor potencial biológico, respondió: `No sé. Se exagera mucho allí afuera’. Uno de los motivos de su cautela es que el rinde está comenzando a pasar a segundo plano, para dar lugar a una segunda generación que hace énfasis en los rasgos de calidad (...) Aun cuando nos encontramos en los años iniciales de la primera generación de biotecnologías agrícolas, las tecnologías de segunda y tercera generación están siendo proclamadas con entusiasmo". En la Argentina, Greenpeace ha consultado a los profesionales del INTA acerca de los supuestos mayores rindes de la soja transgénica. En todos los casos la respuesta fue que no hay mayores rindes, sólo mayor comodidad en la labor del productor, una reducción de los costos que ronda el orden de un 15 por ciento.
En la Argentina, Greenpeace ha consultado al INTA acerca de los supuestos mayores rindes de la soja transgénica. En todos los casos la respuesta fue que no hay mayores rindes. Sólo una reducción de costos.

8. ¿La polémica sobre los alimentos transgénicos tiene algo que ver con la "vaca loca" o las dioxinas en los alimentos?
SERIOS PRECEDENTES

No existe una relación directa entre el Mal de la Vaca Loca o los alimentos contaminados con dioxinas con los organismos genéticamente manipulados. Sin embargo, estas alertas dejaron en claro que los procedimientos normativos y las regulaciones no eran confiables. Y que la gente debe estar previamente informada sobre lo que come. La oposición a los productos transgénicos, o la fuerte exigencia de los consumidores al etiquetado, es la reacción más razonable frente a lo sucedido. El etiquetado en Europa y Estados Unidos dejó en evidencia que ni gobiernos, ni empresas alimenticias ni consumidores confiaban en Monsanto. La gota que colmó el vaso de la paciencia de la gente se relacionó con dos recientes "incidentes" de Monsan-to, y que tuvieron a sus productos farmacéuticos y alimenticios como sus principales protagonistas: el aspartame y la hormona de crecimiento bovina. La Coalición para la Prevención del Cáncer exigió a las autoridades gubernamentales que retiren la hormona de crecimiento bovina (de Monsanto) por el alto riesgo de cáncer de mama, entre otros cánceres importantes como los de colon y próstata.
EL ETIQUETADO: EL DERECHO DE TENER LA POSIBILIDAD DE ELEGIR
La industria de la biotecnología y los supermercados argentinos, en el ánimo de bajar costos, se han encargado de infiltrar en nuestros alimentos ingre-dientes que provienen de seres vivos genéticamente modificados en las gón-dolas de los supermercados para que la gente, sin saberlo ni quererlo, los consuma. Anteriormente hablábamos de la poca voluntad del gobierno argentino de etiquetar los transgénicos. Hay que exigir a gobiernos y compañías una mayor transparencia informativa. Existen empresas operando en la Argentina, que ofrecen el etiquetado en países de Europa. Es decir, tácitamente están discriminando entre consumidores de primera y consumidores de segunda. En el viejo continente, las principales compañías alimenticias han asegurado que en sus productos no se utilizan vegetales transgénicos. Pero en la Argentina, Nestlé, Danone o Knorr, por sólo citar algunas de ellas, todavía no se animan a decir que los productos que venden en el país no poseen la soja de Monsanto. Carrefour y Auchan dijeron en el viejo continente que no poseen transgénicos. Pero aquí no. En otros casos, tanto supermercados como compañías de alimentos etiquetan sus productos, respetando los derechos de la gente a conocer previamente lo que se lleva a la boca. Pero esto no ocurre aquí. Greenpeace quiso saber qué posición tienen en el país esos supermercados y esas empresas alimentarias, al igual que las de origen nacional. La mayoría no contestó. Las respuestas de las que sí lo hicieron estuvieron viciadas de una notable ambigüedad. Todo ello, sumado al hecho de que el 60% de la soja que hoy se produce en el país es transgénica, nos hace suponer que estamos comiendo alimentos transgénicos sin saberlo. Ni el gobierno ni las empresas quieren que sepamos lo que comemos.
MALA CIENCIA
"La combinación, habitual en Monsanto, de mala ciencia, reclamos engañosos, silenciamiento y eliminación de los oponentes y de las informaciones perjudiciales, es más que evidente en el caso del primer producto manipulado genéticamente que se ha comercializado: la hormona de crecimiento bovina", dijo Paul Kingsnorth, un reconocido periodista británico en un artículo publicado en la prestigiosa revista The Ecologist.

9. ¿Es verdad que esta tecnología terminará con el hambre en el mundo?, ¿quiénes introdujeron estos cultivos al país?
ES MENTIRA: LA INGENIERÍA GENÉTICA NO TERMINARÁ CON EL HAMBRE EN EL MUNDO
La ingeniería genética aplicada a la agricultura no solucionará el hambre en el mundo, como afirman las empresas biotecnológicas. Al contrario: tiene el potencial de generar una mayor dependencia alimentaria. Hoy se produce el 50% más de los alimentos necesarios, según el Programa de Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Sin embargo, unas 53 millones de personas, sólo en América latina pasan hambre. Ellos forman parte de los 795 millones de seres humanos que se encuentran en distintos estados de desnutrición. La cuarta parte de ellos son niños. Mientras en los países industrializados mucha gente se muere por exceso de comida (colesterol, etc.), en el Tercer Mundo muchos pasan hambre, o mueren por malnutrición. Monsanto dice que los alimentos transgénicos pueden alimentar al planeta. Lo cierto es que la propaganda de Monsanto se alimenta de numerosos mitos de la agricultura moderna en torno al hambre, la producción de alimentos y la propia agricultura. Desgraciadamente estos mitos han sido y continúan siendo repetidos tan a menudo, que se toman como ciertos. La leyenda creada no se refiere al hambre sino a la causa principal que la genera. Monsanto nos hace creer que la producción agrícola no está aumentando al mismo ritmo que crece la población. Hasta ahora numerosos estudios y estadísticas refutan esta afirmación. Aunque el hambre en el mundo aumentó desde 1970, también lo ha hecho en la misma proporción la producción alimentaria per capita. En Sudamérica el número de hambrientos aumentó en un 19%, y los suministros per capita en casi un 18%. En el Sur de Asia el hambre y los alimentos per capita han crecido en un 9%. Estas estadísticas y muchas otras indican que el crecimiento demográfico no ha sido, por lo menos actualmente, la razón principal del aumento del hambre desde 1970. En teoría el volumen total de alimentos disponibles por individuo ha aumentado de manera significativa. El prestigioso biólogo Tewolde Egziabher, el representante de Etiopía ante la Convención sobre Diversidad biológica, indicó: "Todavía hay gente hambrienta en Etiopía, pero padecen hambre porque no tienen dinero, no porque no haya comida... rechazamos enérgicamente la manera abusiva con que se emplea nuestra pobreza para influir sobre la opinión pública".
Todavía hay gente hambrienta en Etiopía, pero padecen hambre porque no tienen dinero, no porque no haya comida... rechazamos enérgicamente la manera abusiva con que se emplea nuestra pobreza para influir sobre la opinión pública" (Tewolde Egziabher, jefe nacional del departamento ambiental de Etiopía).
LA DEPENDENCIA ALIMENTARIA
¿Entonces cuál es la razón principal del hambre en el mundo? Básicamente la dependencia alimentaria. El sistema industrial, desde hace siglos y prácticamente en todas las partes del planeta, ha expulsado a las comunidades indígenas o campesinas de sus tierras apropiándoselas para instalar allí cultivos de exportación. Esto también está sucediendo en la Argentina: cada vez hay más territorios concentrados en menos propietarios. Como queda reflejado en un reciente informe de Food First: "Si no se accede a la tierra donde poder cultivar alimentos y no se puede comprarlos, se pasará hambre aunque la tecnología incremente los rendimentos". Expulsadas de sus tierras, muchas personas emigran a las nuevas ciudades industriales donde rápidamente pasan a formar parte de las clases urbanas empobrecidas que compiten por trabajos mal pagados en los complejos industriales urbanos. Actualmente más de 500 millones de habitantes de zonas rurales de los países en vías de desarrollo no poseen tierra, o por lo menos no la suficiente para autoabastecerse. Así comienza la dependencia alimentaria. Adquirir alimentos es posible únicamente mediante pago, y si perdieran su poder adquisitivo se verían privados del alimento. Incrementar la producción agrícola no es el remedio para solucionar el hambre, ya que esta está causada fundamental-mente por la imposi-bilidad de acceder a la tierra y/o a mantener el poder adquisitivo. Esto está afectando especialmente a los países en desarrollo, entre ellos a la Argentina, otrora “granero del mundo” y actual “campo de experimentación”. La estrategia comenzó en 1996 y se convirtió en un gran productor de transgénicos.
"Si no se accede a la tierra donde poder cultivar alimentos y no se puede comprarlos, se pasará hambre aunque la tecnología incremente los rendimentos" (Informe de Food First). En 1996, luego de una serie de presiones de los funcionarios de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos, la empresa norteamericana Monsanto logró que el gobierno argentino aprobara para la comercialización masiva en el país una semilla de soja mutante que podía resistir un poderoso herbicida de su propia marca.
LA PRESIÓN DE LA INDUSTRIA BIOTECNOLÓGICA EN LA ARGENTINA
En 1996, luego de una serie de presiones de los funcionarios de la Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos, la empresa norteamericana Monsanto logró que el gobierno argentino aprobara para la comercialización masiva en el país una semilla de soja mutante que podía resistir un poderoso herbicida de su propia marca. Ya en 1991 la corporación había liberado estas semillas en la Argentina para experimentación, comenzano así una ambiciosa política de las empresas biotecnológicas por el manejo de los genes en los seres vivos. Así, desde 1996, Mon-santo ofreció este cul-tivo manipulado para que los productores puedan utilizar cantidades superiores de su herbicida sin dañar demasiado al cultivo y de esta manera multiplicar sus ventas. En la Argentina la soja transgénica fue aprobada por resolución de la Secretaría de Agricultura. Sin embargo, el principal organismo de control sobre la calidad alimentaria del Estado argentino, el SENASA (Sevicio Nacional de Calidad Agroalimentaria) no emitió dictamen y la soja transgénica se aprobó igual. Las advertencias de Greenpeace y de otros expertos en esa época, sobre eventuales efectos adversos en la salud humana y en el ambiente, no fueron tomadas en cuenta y la Argentina inició una carrera desenfrenada por la promoción de esta clase de vegetales, aprobando además de la soja transgénica, dos variedades de maíz resistente a plagas (de las empresas Novartis y Aventis) y una variedad de algodón también resistente a plagas, perteneciente también a Monsanto.
DESINTERÉS GUBERNAMENTAL Y DESINFORMACIÓN
En esa época, el gobierno argentino argumentaba que había aprobado la soja y el maíz genéticamente manipulados basándose en las aprobaciones sanitarias y ambientales de las autoridades estadounidenses a esas semillas patentadas por las empresas biotecnológicas en ese país. Sin embargo, documentos recientes revelan que la Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Medicinas) de los Estados Unidos, ignoró las advertencias procedentes de sus propios científicos, acerca de la seguridad en el consumo de estos organismos. Misteriosamente, hasta el momento, el escándalo que produjo esta revelación en Washington, parece todavía no alertar a las autoridades nacionales. La población jamás fue informada sobre la medida. La sociedad nunca fue llamada a participar si deseaba esta clase de alimentos mutados en sus mesas. Las empresas y las autoridades gubernamentales decidieron la introducción de esos genes sin ningún mecanismo de consulta previa. Aún hoy, el desconocimiento es generalizado. Y la gente come transgénicos sin saberlo. El cultivo de la soja transgénica creció en la Argentina a niveles tales, que en tan sólo cuatro años acaparó más del 90% de la superficie total cultivada, dejando a Monsanto millonarias ganancias, y a los campos argentinos totalmente dependien-tes de su herbicida... sin contar con la no muy lejana posibilidad de que el país deje de ser el "granero del mundo" por el temor de los consumidores europeos, quienes se resisten cada vez más a comprar la soja de Monsanto.
Documentos recientes revelan que la Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Medicinas) de los Estados Unidos, ignoró las advertencias procedentes de sus propios científicos, acerca de la seguridad en el consumo de estos organismos. Misteriosamente, hasta el momento, el escándalo que produjo esta revelación, parece todavía no alertar a las autoridades nacionales.

10. ¿Qué tipo de efectos económicos tendrá el cultivo masivo de transgénicos? CONCENTRACIÓN DEL MERCADO
Jeremy Rifkin, un destacado especialista en temas de bioseguridad, aseguró que las compañías biotecnológicas están preparando varios vegetales y/o animales transgénicos para comercializarlos a gran escala en millones de hectáreas de tierra e inclusive en el agua. Las nuevas tecnologías agrícolas están dejando a los agricultores prácticamente bajo el dominio de las empresas, que aspiran en poco a decidir cómo será la alimentación mundial y el uso de los ecosistemas. Ante ese temor, los representantes de la mal llamada "industria de las ciencias de la vida" se atreven a afirmar que "solucionará el problema del hambre en el mundo", al igual que lo hicieron hace medio siglo al promocionar los agroquímicos (y dejando a millones de personas seriamente afectadas con enfermedades extrañas, mutaciones o cáncer).

Greenpeace, Campaña de Biodiversidad Julio de 2000, Buenos Aires, Argentina Contacto: Emiliano Ezcurra

PROBLEMAS PARA LAS EXPORTACIONES ARGENTINAS
Desde 1996, Greenpeace viene advirtiendo a los productores argentinos que en otros países no desean comprar organismos genéticamente modificados. Cerca del 80% de la producción argentina de soja y sus derivados (aceites y harinas) se exporta hacia el mercado europeo. El complejo soja es la posición comercial de mayor importancia para el país. La soja de Monsanto (o soja RR) y sus derivados cuentan con la autorización para ser comercializada en Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. Pero, importantes grupos de consumidores, empresas agroalimentarias y cadenas minoristas la están rechazando o bien exigen su etiquetado.

 

Un agradecimiento especial al señor Juan Ruiz Diaz, quien nos envió este material.

 

 TOMADO DE:  http://www.formarse.com.ar/ecologia/alimentos%20transgenicos.htm

Francisco Garcés

Cadena trófica

La desaparición de un ser vivo repercute en el resto de seres relacionados con él

Los seres vivos están relacionados por la alimentación y dependen unos de otros para sobrevivir, por lo que si alguno de ellos desaparece o se reduce en su número afecta al resto de seres vivos relacionados con él. Este concepto es lo que se conoce como cadena trófica o cadena alimenticia. En la naturaleza hay una serie de cadenas alimenticias por las que circulan la energía y materiales, y en las que normalmente existen muchas interconexiones.

Siguiendo el símil de la cadena, cada nivel representa un eslabón. El primer eslabón se inicia con los denominados productores, los vegetales, que sintetizan sustancias orgánicas a partir de sustancias inorgánicas que toman del aire y del suelo, y con energía solar por medio de la fotosíntesis. El siguiente eslabón lo constituyen los consumidores, que se alimentan del productor. En este nivel, además, existen los consumidores primarios, que sirven a su vez de alimento a otros seres, denominados consumidores secundarios, y así sucesivamente. Por ejemplo, son consumidores primarios los herbívoros, mientras que son secundarios, terciarios, etc., los carnívoros. En el último nivel de la cadena alimenticia se encuentran los descomponedores, que actúan sobre los organismos muertos, degradan la materia orgánica y la transforman nuevamente en materia inorgánica devolviéndola al suelo y a la atmósfera. Los animales carroñeros no se consideran descomponedores, ya que aprovechan los restos de animales muertos. En una cadena trófica cada eslabón obtiene la energía necesaria del nivel inmediatamente anterior, mientras que el productor la obtiene del Sol, de manera que la energía fluye a través de la cadena. Rara vez existen más de cuatro o cinco niveles, puesto que la energía que fluye a través de los niveles tróficos se pierde en forma de calor, y porque no todos los organismos de los niveles inferiores son comidos ni todo lo que es comido es digerido. Así, para conocer las conexiones de una cadena es necesario seguir su curso hacia atrás hasta llegar a la fuente.

No obstante, la naturaleza es más complicada que un esquema representado por una simple cadena. En la mayoría de los casos, los seres vivos diversifican su alimentación ya que al hacerlo incrementan sus posibilidades de supervivencia. Por ejemplo, los halcones no limitan sus dietas a culebras, las culebras comen otras cosas aparte de ratones, los ratones comen hierba además de saltamontes, etc. Una representación más cercana a la realidad se llama red alimenticia, que consiste en cadenas alimenticias interrelacionadas.

La desaparición de los seres vivos que constituyen un eslabón de la cadena conlleva graves consecuencias para el resto de seres que conviven en ese ecosistema: Los seres vivos que se encuentran en los siguientes niveles también desaparecerán, al quedarse sin alimento; se producirá una superpoblación del nivel inmediatamente anterior, pues ya no existe su predador y en consecuencia de lo dicho anteriormente se desequilibrarán los niveles más bajos. Por ejemplo, cuando se ha perseguido y diezmado a lobos o coyotes por considerarlos una plaga para el ganado, el número de roedores, que eran parte de su alimentación, crecía espectacularmente, lo que conducía a que éstos hicieran finalmente estragos en los cultivos. Asimismo, los seres humanos, al manipular la naturaleza en su beneficio, alteran el equilibrio en las cadenas tróficas. Por ejemplo, la agricultura supone la creación de un ecosistema muy reducido más propenso para enfermedades y plagas.

Biomagnificación

La magnificación biológica o biomagnificación es la tendencia de las sustancias contaminantes a concentrarse en niveles tróficos sucesivos

La biomagnificación sucede cuando un producto contaminante que se asemeja químicamente a nutrientes inorgánicos esenciales es incorporado y almacenado en el organismo del ser vivo que se encuentra en la base de la cadena alimenticia. Posteriormente, la sustancia contaminante pasa en grandes cantidades al organismo del siguiente ser de la cadena, puesto que, como se pierde energía al pasar de un nivel a otro, se necesita consumir cada vez más cantidad de alimento. Así, la sustancia contaminante va magnificándose de un nivel a otro. Por lo tanto, el ser humano, como gran productor de sustancias contaminantes, corre el riesgo de absorber finalmente dichas sustancias magnificadas, al encontrarse arriba en la cadena alimenticia. La sustancia contaminante, para que acabe finalmente biomagnificada, debe tener una larga vida, debe ser concentrada por los productores y debe ser soluble en grasa para que acabe finalmente almacenada en el organismo.

Un ejemplo de biomagnificación con nefastas consecuencias para el ser humano fue el DDT. Este pesticida se utilizó para eliminar insectos que transmitían enfermedades para los seres humanos, lo que permitió la mejora de la salud en muchos países. Sin embargo, el DDT acabó incorporándose al organismo de muchos animales en los que provocó graves efectos. Por ello, el DDT fue finalmente prohibido

 

Tomado de: http://www.consumer.es/web/es/medio_ambiente/naturaleza/2006/01/23/148782.php

 

Francisco Garcés

 

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